23 / 04 / 2024

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TDA y autorregulación

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TDA y autorregulación

La autorregulación es una de las técnicas psicológicas más utilizadas y se usa para que el niño aprenda a regular su conducta mediante la observación de sus propios actos. Así el niño toma conciencia de ellos, y se le pide que reflexione sobre ellos, las consecuencias de los mismos, de cómo se siente al respecto, y de si esas consecuencias son positivas o no. Se el enseña y entrena a hacerlo, llevando un registro por escrito de ellos.

Para abordar la relación entre el TDA y la autorregulación es importante considerar que los síntomas del TDA se pueden agrupar en tres categorías (hiperactividad, impulsividad e inatención).

Barkley considera que focalizar la naturaleza del trastorno en la atención es engañoso y centra su atención en el estudio de las alteraciones de las funciones ejecutivas y su relación con el TDAH.

Entre les funciones ejecutivas, destaca el papel de la inhibición de respuesta, y estudia las consecuencias de este deterioro en el conjunto de las funciones ejecutivas. Se entienden las funciones ejecutivas como un sistema interdependiente.

Al estar afectada la inhibición de respuesta la autorregulación emocional, la motivación y la activación se manifiestan como:

  • Expresión afectiva desproporcionada delante de estímulos del medio.
  • Dificultades para percibir la perspectiva social de los sucesos.
  • Déficits en la autorregulación de la motivación.

El modelo se enmarca dentro del modelo cognitivo conductual y permite explicar la sintomatología que presentan las personas con TDAH, situando la dificultad para inhibir o retardar la respuesta (autorregulación) como el déficit central del trastorno.

El modelo propone:

1. Intervenir en el “punto de ejecución”, donde se trabaja con el niño en su ambiente natural. Es importante que se utilicen tratamientos que alteren las condiciones ambientales estimulares para provocar cambios en el comportamiento del niño (tanto para promover conductas deseadas como para controlar las indeseadas). Con esto, el niño logra relacionar el comportamiento adecuado y deseado con el ambiente.

2. No se debe dar demasiado énfasis a la falta de capacidades del niño, ni centrarse únicamente en entrenar sus funciones más deterioradas, pues esto suele provocar que tanto el niño y como el terapeuta se enfoquen solamente en los aspectos negativos. Como alternativa, se plantea la externalización de la información, donde el niño está expuesto a elementos controladores a su alrededor, como grabaciones, posters, notas, etc. Con esto se persigue controlar los distractores y se hacen sobresalir las instrucciones deseadas.

3. Dar importancia a los refuerzos para el niño, como por ejemplo el contrato conductual (u otras técnicas en función de la edad) al que el niño se compromete previamente.

4. Barkley (1997) sugiere trabajar el TDAH de manera directa, mediante intervenciones multimodales, formación de padres y educadores, médicos especialistas, etc. con el objetivo de reducir los efecto secundarios del déficit, así como lograr que el niño se desarrolle lo mejor posible.

Referencias:

Barkley, R. (1997). ADHD and the nature of self-control. New York: Guilford.

González, A. (2001), Autorregulación del aprendizaje: una difícil tarea. IberPsicología, 6(1), 30-67.


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