05 / 10 / 2024

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¿Cómo educar la empatía?

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¿Cómo educar la empatía?

Trata a tu hijo como un individuo con una mente propia y habla abiertamente de cómo nuestros sentimientos y nuestros pensamientos influyen en nuestro comportamiento.

Enseñar a tu hijo a ser empático le ayudará a descubrir lo que tiene en común con otras personas. A saber que el miedo, la alegría, la sorpresa, la frustración, la esperanza,… son emociones y sentimientos que existen en él y en los demás.

Pídele que se imagine cómo se sintieron sus antepasados cuando no había luz ni en las casas ni el las calles, cuando faltaba la comida o cuando hacía frío durante las noches de invierno, … . O, simplemente, comenta noticias actuales donde deban ejercitar el “ponerse en lugar del otro».

La vida cotidiana, con sus pequeñas y grandes historias, nos ofrece oportunidades para que los niños (y los adultos) practiquen la empatía. ¿Qué es lo que los protagonistas de esas historias pueden pensar, sentir o querer?  y (lo que es la empatía en sí misma) ¿cómo podemos reconocer nosotros esos pensamientos y sentimientos?

Los juegos de rol también son un buen ejercicio para educar la empatía. “Vivir la perspectiva de ….”, ayuda a ejercitar la empatía. “- Imagina cómo se debe sentir esa persona…”, «experimentar sus sentimientos, entender sus pensamientos…», «ponerse sus zapatos».

Los niños son capaces de ser empáticos de forma espontánea. Estudios experimentales sobre la empatía han demostrado que los niños son menos propensos a ayudar a los demás si se les «recompensa de forma material para hacerlo». En este sentido cabría establecer una relación entre empatía y alteridad.

En otro estudio (*) se ha visto que los participantes con alta empatía tenían muchas conductas sociales positivas (prosociales, asertivas, consideración, autocontrol, liderazgo), pocas conductas sociales negativas (pasivas, agresivas, antisociales, retraimiento), muchas estrategias de interacción asertivas, fueron nominados como compañeros prosociales, tenían alto autoconcepto, alta capacidad para analizar emociones negativas, alta estabilidad emocional, así como muchas conductas y rasgos de personalidad creadora.

Por otro lado, Uvnas-Moberg (2003) comprobaron una relación interesante entre las conductas empáticas y la oxitocina. A los niños les resulta más fácil comprender las señales emocionales de los demás si están bien provistos de su propia oxitocina, producida de forma natural. La oxitocina se libera cuando la persona experimenta sentimientos conmovedores o agradables (como abrazos y masajes positivos). También se produce cuando la persona se involucra en interacciones sociales que le resultan gratificantes.

Mi experiencia me dice que los niños desarrollan su empatía dependiendo del autocontrol interno que tengan y no en función de recompensas o castigos.

(*) Empatía en niños de 10 a 12 años. Maite Garaigordobil y Patricia García de Galdeano Universidad del País Vasco


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