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Poner límites a la conducta de un niño
Poner límites a la conducta de un niño
Marcar los límites en la conducta de un niño o adolescente implica potenciar los comportamientos adecuados y reducir o eliminar los inadecuados.
¿Cómo potenciar comportamientos adecuados?
Explicar al niño cuál es el comportamiento que se espera de él en una situación concreta. Por ejemplo, en el restaurante: «- Intenta estar sentado durante la comida y no hables a gritos».
Gratificar. Premiar. Recompensar los comportamientos adecuados cuando estos se produzcan. Por ejemplo: «- Te has portado muy bien, no te has levantado. Ahora puedes escoger el postre.»
Si le pedimos comportamientos algo complejos o «difíciles», deberemos gratificar cualquier comportamiento que se parezca o acerque al que deseamos. Por ejemplo: «- Estoy contento porque has hecho un gran esfuerzo por mantenerte sentado, sólo te has levantado dos veces.»
Para poner límites de forma eficaz, es básico recordar que en el proceso de establecer normas, de concretar los límites, de decir que no; se debe salvaguardar siempre el bienestar emocional; éste viene a ser como el pulso de un paciente, si el niño o adolescente “pierde el pulso emocional”, corremos el riesgo de que se pierda el contacto con la realidad y el niño o adolescente se cierre y no modifique sus conductas.
NO sirve de nada recordarles continuamente lo mal que se portan, de esta manera no conseguiremos que reaccionen y decidan hacernos caso. Lo único que entienden, cuando pierden el pulso emocional, es que no nos gusta lo que hacen y, por tanto, no nos gustan ellos. CUIDADO: Hay que ayudar al niño o adolescente a distinguir entre la conducta y la persona. “No eres tú lo que no me gusta, es lo que haces, lo que debes cambiar.” Con ello lograremos mantener el pulso emocional del paciente.
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Quisiera hacer unas preguntas a supernany referente a mi hijo s
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