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La memoria emocional
La memoria emocional se encarga de guardar imágenes y sensaciones corporales vinculadas a la experiencia.
Los recuerdos acumulados en la memoria emocional no están unidos por palabras, los evocamos mediante las imágenes y las sensaciones físicas asociadas.
Los sucesos que se guardan en la memoria emocional no cambian con el paso del tiempo, a no ser que les pongamos palabras.
Recordar un acontecimiento, una situación o una persona, puede provocar un estremecimiento de excitación, ira, angustia o dolor. La memoria emocional agrega credibilidad a la noción de que los pensamientos pueden desencadenar la emoción de la misma manera que la activación de la emoción puede crear cogniciones (Lerner y Keltner, 2000; Lewis, 2008).
Los recuerdos también activan emociones negativas como la ira, la vergüenza, los celos, la envidia, el disgusto o la culpa. Estos recuerdos de cosas que preferimos olvidar, parecen tener mayor intensidad que las emociones desencadenadas por recuerdos agradables. En respuesta a una señal en el presente que evoca un recuerdo emocional como la ira, por ejemplo, esta emoción puede provocar pensamientos que pueden parecer mucho más convincentes que el recuerdo placentero de una relación amorosa pasada. La ira te hace querer tomar medidas para proteger, para tomar represalias, o para corregir cualquier error que quedó sin resolver; mientras que el recuerdo de un amor pasado es menos probable que incite a una necesidad de responder.
Una fecha en el calendario puede desencadenar una memoria emocional como en el aniversario de una pérdida. Pero también cualquier cosa que está conectada a los sentidos puede ser una señal que puede evocar el «recuerdo emocional». Los perfumes de unos grandes almacenes, por ejemplo, pueden hacer recordar a alguien que olía de forma deliciosa; un cierto lugar puede evocar un recuerdo de estar allí en el pasado y las emociones agradables o desagradables unidas a esa experiencia; nuestra respuesta visceral a una canción en particular, puede ser un recordatorio de la emoción que sentía hacia alguien con quien está asociado.
Conservar objetos puede ser una forma de activar el recuerdo de la emoción. Sin embargo, no es simplemente la memoria emocional la que se activa por el objeto, sino también la «conexión» que tuvo con la persona que se «representa» por ella. Por ejemplo, abrir una caja que había sido almacenada durante muchos años y encontrar algo que había pertenecido a mi madre. Junto con la alegría, una tristeza momentánea se activó en mí, como si de alguna manera estuviera conectado con ella de nuevo. En un estudio de objetos apreciados como recuerdos, los investigadores descubrieron que la mayoría de los objetos apreciados eran apreciados por su valor como inductores de la reminiscencia y específicamente como símbolos reconstructivos (Sherman, 1991).
Descartar ciertas reliquias del pasado puede servir para desactivar el recuerdo y disponer simbólicamente de la persona. Cuando las relaciones terminan, a veces las personas quieren descartar los vestigios del pasado que representan su apego a otra persona, incluyendo recuerdos, regalos, fotografías y cualquier otra cosa que pueda desencadenar recuerdos emocionales que ahora se han deteriorado, y han quedado como juguetes rotos.
Tener una gran memoria para recordar eventos puede no ser una virtud y, en su lugar, puede requerir un mayor esfuerzo para su control; «un sistema de memoria eficiente proporciona información en forma de recuerdos que puedan interferir con los objetivos actuales.» (Levy & Anderson, 2002). Así que, si todo parece activar un recuerdo, especialmente los que activan las respuestas emocionales, la persona puede perder conexión con la realidad (o con un análisis racional de ésta) y entrar en patrones de conducta poco adaptativos.
En el recuerdo de una relación romántica, por ejemplo, en la que se recuerdan los incidentes en los que la persona se ha sentido de una determinada manera (traicionada, engañada, etc.) la persona puede intentar ignorar esa memoria y volver a enfocar la atención – respuesta-anulación que requiere control ejecutivo para detener la recuperación – y la conexión con patrones de pensamiento y conducta más adaptativos, pero «tal supresión de recuerdos y control de la dirección del pensamiento también interfiere con el recuerdo en sí, cuando éste es tan deseado.» (Levy y Anderson, 2002).
Por lo tanto, puede haber momentos en que los recuerdos emocionales están correctamente informándonos sobré qué pensar, sentir y/o hacer, y es muy conveniente escucharlos, y otros momentos en que se pueden considerar simplemente un fallo de conexión con la realidad, con patrones de pensamiento y conducta resilientes.
Los recuerdos emocionales son poderosos y sirven para guiarnos e informarnos mientras navegamos por el presente y nos preparamos para el futuro.
La memoria emocional.
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