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Apego en el recién nacido
Quien el niño selecciona como su figura de apego principal es quien se preocupa por él y le dota de seguridad y confort.
La seguridad que ofrecen los padres y/o cuidadores fomentará la confianza, el nivel de extroversión y el establecimiento de relaciones seguras durante la vida adulta. (Bowlby 1969; Garbarino 1999)
El recién nacido y el niño deben experimentar una relación continua, íntima y cálida, con su madre (o madre sustituta permanente) en la que ambos puedan encontrar tanto satisfacción como placer. La falta de esta relación puede acarrear consecuencias significativas e irreversibles para la salud mental del niño.
El bebé busca la proximidad con la madre (o cuidador habitual) a través del llanto. Llorando es como el bebé nos comunica no sólo sus necesidades físicas de aseo, alimentación o sueño, también la necesidad de sentirse amado y protegido. Es por esta razón por la que es importante consolarle cuando llora, abrazarle, acurrucarle, protegerle y entenderle. El llanto es su principal modo de comunicarse, de relacionarse, de llamar a sus cuidadores cuando se siente mal, tiene frío, le duele la tripa o necesita un abrazo.
Aunque el temperamento de nuestro bebé condicione el modo de relacionarnos con él, sobre todo con un bebé difícil o de alta demanda, es importante transmitirle siempre el inmenso amor que sentimos por él, cuidarle, atenderle, abrazarle, consolarle, protegerle, ser paciente y reaccionar con tranquilidad ante sus constantes demandas.
Apego en el recién nacido.
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