26 / 04 / 2024

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Dimensión afectiva de la autoestima

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DIMENSIÓN AFECTIVA DE LAS EMOCIONES

Dimensión afectiva de la autoestima

Las emociones también se educan. El niño tiene que aprender a observarse y tomar conciencia de las suyas. Hay que enseñarles a ponerles nombre, porque así las hará propias y podrá expresarlas. Para ello es fundamental no juzgar si son buenas o malas: «Todos nos enfadamos algunas vez y sentimos rabia,  pero eso no significa que tenga que romper los juguetes». Si el niño aprende a verbalizar las emociones que siente, también será capaz de controlarse cuando las sienta, de manera que cuando se enfade no se enrabie o rompa cosas, sino que busque otras formas de enfrentarse a su enojo. En definitiva, aprenderá a evitar que la emoción dirija su comportamiento.

Preguntarle al niño cómo se siente le enseña a mirarse por dentro, a centrarse en sus procesos internos, y, como consecuencia, a diferenciar los comportamientos asociados a su estado de ánimo. Por ejemplo: «Si estoy contento, rio y juego; si estoy triste, lloro y no tengo ganas de hacer nada». El objetivo debe ser conseguir que el niño responda a esta pregunta. Si es capaz de reconocer sus emociones y sentimientos, hará lo mismo con los de los demás.

Diccionario de emociones

Consiste en hacer un listado de palabras que expresen todas las emociones y sentimientos que se conozcan y ayudar al niño a incluirlos en su vocabulario.

Hay que buscar un momento para hablar con él y preguntarle por sus sentimientos acerca de un acontecimiento. Veamos un ejemplo:

– Pedro, ¿ cómo te ha ido el cumpleaños de Violeta ?

(Hacer una pregunta abierta que facilite que el niño cuente la situación).

– Un rollo, la fiesta ha sido un rollo. No quiero ir nunca más a un cumpleaños.

– Veo que estás enfadado. ¿Es así cómo te sientes?

(Hacer una descripción que refleje lo que ocurre).

– Si.

– ¿Qué ha pasado para que te sientas así?

(Analizar lo que provoca la emoción).

– Han jugado a las carreras de sacos. No me ha tocado con Dani y ya no he jugado.

– Te has enfadado porque no te ha tocado el equipo de Dani y has decidido no jugar, así que te has aburrido en la fiesta. ¿Cómo se lo han pasado los demás niño?

(Ayudarle a no creer que lo que él siente es lo que han sentido todos los implicados en el acontecimiento).

– Bien, todos menos yo.

– Se les veía contentos, así que la fiesta ha sido divertida, pero tú te has enfadado, no has jugado y te has aburrido. ¿Es así cómo te has sentido?

(Refleja de nuevo lo ocurrido).

– Si.

– ¿Qué se te ocurre que puedes hacer en la próxima fiesta para pasarlo mejor?

(Darle alternativas que pueda utilizar en situaciones similares posteriores).

– Jugar aunque Dani no esté en mi equipo.

Poco a poco el niño aprenderá a identificar y describir lo que siente sin atribuir a causas externas lo que le ocurre, sino a su actitud. También será capaz de proponer otras formas de actuar en situaciones parecidas.

A continuación se ofrece un listado de emociones que puede servir como punto de partida.

Triste

Nervioso

Feliz

Contento

Aburrido

Enfadado

Alegre

Tranquilo

Miedoso

Satisfecho

Tímido

Sorprendido

Asustado

Sonriente


Dimensión afectiva de la autoestima.

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