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Padres y deberes escolares
Padres y deberes escolares
Los deberes no son un castigo. Si se plantea así no habremos entendido el significado de esta actividad extraescolar.
Desde siempre, los deberes han sido la pesadilla de los escolares, una especie de extensión de la escuela hasta su casa, una obligación mal asumida.
La actitud de los padres es determinante. Algunos progenitores ayudan a sus hijos hasta el punto de hacerles directamente las tareas, mientras que otros, se preocupan mucho menos y tan sólo preguntan muy de vez en cuando lo de «- ¿Hoy no traes deberes?», pensando que ese tema corresponde exclusivamente a la relación entre el colegio y su hijo.
Ni una cosa ni la otra. Los deberes son, efectivamente, una proyección del programa escolar, pero su objetivo no es otro que la educación integral del niño: ayudarle a aceptar libremente sus responsabilidades, a concebir la cultura como un objeto del que puede apropiarse para su propio provecho, a entender que aprender es una muy buena forma de ocupar el tiempo.
Debemos entender que la reflexión y el aprendizaje deben trasladarse también al ámbito familiar.
Enfrentarse en solitario a las tareas y los ejercicios que traen del colegio, asumiendo la responsabilidad de finalizarlas y supervisando lo realizado, son aprendizajes que la escuela y la familia deben fomentar desde el Ciclo Medio de la Educación Primaria ( 8-10 años). En los primeros años de forma progresiva, como una extensión lúdica de las tareas escolares, y durante el Ciclo Superior de Educación Primaria (11-12 años), como una proyección de las tareas escolares en sentido estricto. Con ello, estaremos creando y educando el hábito de dedicar tiempo de estudio y a la reflexión en casa, lo cual será muy necesario cuando el niño se incorpore a la Educación Secundaria Obligatoria (12-13 años).
De forma resumida podemos decir que los deberes son una oportunidad para que el niño:
- Se enfrente a la realización de tareas en solitario, facilitando así su mayor autonomía.
- Ejercite el autocontrol y practique el esfuerzo y el aplazamiento de las recompensas.
- Mantenga el control de la atención.
- Se implique y asuma responsabilidades.
- Ejercite la autoexigencia y la organización del tiempo.
Los padres deben ser, por tanto, elementos activos en esa tarea, ayudando y facilitando a su hijo a cumplir con sus deberes.
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