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Educar la autoeficacia
Educar la autoeficacia
Hay muchas maneras para que los padres puedan educar una autoeficacia correcta.
Ayuda a tu hijo a aprender de los errores
Uno de los mayores errores que los padres suelen cometer es el de impedir que sus hijos experimenten el fracaso y la decepción. Esta protección puede dar lugar a que el niño no aprenda a enfrentarse a los contratiempos de la vida y no desarrolle estrategias internas para hacer frente dichos contratiempos. Como resultado, se debilita la capacidad del niño para manejar las decepciones de la vida.
Un niño aprende a persistir cuando, después de experimentar un fracaso, vuelve a intentarlo. Cuando se enfrente a un revés, dile a tu hijo que cada intento fallido es una experiencia de aprendizaje. Un oportunidad para aprender a partir de la corrección y la mejora. «¿Qué puedo hacer diferente la próxima vez que me enfrente a una situación como esta?» De esta manera el niño aprende a adaptarse al fracaso y la decepción, sin sucumbir a ellas.
Ayuda a tu hijo a establecer metas realistas y a corto plazo
Enseña a tu hijo a establecer metas realistas. Las metas a corto plazo son más fácilmente alcanzables e implican una retroalimentación más frecuente. Esto fomenta la auto-eficacia. Especialmente durante la adolescencia procura fomentar en tu hijo una actitud realista ante la vida.
Alaba el esfuerzo y no la capacidad
Fomenta la perseverancia y la persistencia como una manera de superar los obstáculos. Pero recuerda algo importante: alabar la capacidad y vincularla al resultado («Tú eres inteligente y lo puedes hacer») parece inducir un cierto miedo al fracaso que puede paralizar u obstaculizar la realización de la conducta. Como resultado, el niño puede evadir la situación. En contraste, los niños elogiados por su esfuerzo y animados a realizar una tarea independientemente de los resultados suelen hacer frente a los dasafíos de forma más exitosa.
Procura alabar de forma sincera y honesta el esfuerzo realizado por tu hijo, tanto en la escuela como en casa.
Los niños identifican rápidamente cuando una alabanza es real y cuando está vacía de contenido. Cuando logran realizar una tarea con poco esfuerzo y reciben una alabanza inmerecida no les ayudamos a desarrollar su auto-eficacia y perdemos credibilidad ante ellos.
Nombra las fortalezas de tu hijo
Cuando tu hijo experimente un fracaso, ayúdale a encontrar sus puntos fuertes.
En primer lugar reconoce el fracaso o error empatizando con él/ella: «Eso debe hacerte sentir decepcionado. Entiendo que te encuentres así.»
A continuación, identifica las fortalezas específicas que puede usar la próxima vez. Por ejemplo: » Tú cantas las notas bajas muy bien «, o «Tú saltas muy alto.» Al nombrar sus fortalezas le ayudarás a reorientar una situación negativa en una constructiva. La identificación de estas habilidades o fortalezas ayudará a tu hijo a confiar en sus propias capacidades cuando se enfrente a situaciones difíciles: «¿Cómo pueden ayudarte tus puntos fuertes la próxima vez?»
Padres modelos de autoeficacia
Los niños son observadores ávidos. Escuchan y ven lo que dices y haces. Imitan nuestras conductas e interiorizan muchas de nuestras reacciones y muchos de nuestros diálogos. También imitan como nos auto valoramos. Instintivamente el niño parece buscar parecidos con la persona que está observando, y la forma en la que ésta se enfrenta al éxito y al fracaso parecen dar forma a las creencias del niño acerca de sus propias habilidades. Los padres son modelos primarios de conducta. Comparte tus propias decepciones y la voluntad de superarlas de forma honesta y realista. Expresa tu creencia en tus éxitos. En el valor de la perseverancia para alcanzar los objetivos o superar un obstáculo. Dile a tu hijo que él también puede gestionar con éxito su propio entorno.
Educar la autoeficacia.
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