Divorcio en positivo

Aceptamos que el divorcio es una ruptura dolorosa y es fuente de muchos y graves problemas que afectan a los progenitores y a los hijos (si lo hay).

El afrontamiento adecuado para que, ante situaciones de ruptura, no se generen más problemas (en la relación ex-conyugal, en la maduración y equilibrio de los hijos (si lo hay) y en las dinámica familiares que (pese al divorcio) deben mantenerse en pos de la adecuada asimilación de la nueva realidad, consiste en adoptar una postura optimista y constructiva ante la realidad de la separación.

Aunque siempre es difícil sacar provecho de las malas noticias (y el divorcio para un niño, de entrada lo es), los progenitores deben esforzarse en transmitir a sus hijos (dejando de lado sus mutuas desavenencias) un sentimiento realista de la separación, que se puede basar en recordarles lo bueno que han vivido con sus padres, la importancia de tener ilusiones, esperanza en el futuro y aceptar el azar de la vida.

En un esfuerzo de optimista imaginación, los progenitores deben transmitir a sus hijos las posibles ventajas que  a partir de ahora podrán encontrar.

Se puede hablar sobre la cantidad de parejas que se separan, y señalar casos concretos de familiares y amigos conocidos de los hijos, contarle algún dato del tipo: en un día se separan tantas personas que todas cabrían en un estadio de fútbol.

De manera general se puede decir al niño que, con el tiempo, descubrirá que vivir con un padre o una madre feliz es mejor que vivir con dos padres desgraciados.

También es importante hacer hincapié en una nueva y agradable situación: «Cuando pasas un rato con tu padre y tu madre por separado, ocurre una cosa curiosa: empiezas a verlos como personas más que como padres, y ellos también empiezan a valorarte como persona y no sólo como su hijo o hija. Como ya no han de ocuparse el uno del otro, pueden pasar más rato hablando contigo, escuchándote y conociéndote mejor: es como si hicieras dos nuevos amigos con los que sabes que vas a entenderte durante mucho tiempo«.

Es una buena opción resaltar al niño los beneficios de intimar por separado con cada progenitor. Ahora le tocará vivir con cada uno de ellos, en dos casas distintas y tendrá la posibilidad de disfrutar de dos estilos de vida, dos maneras diferentes de vivir. Conocerá a los amigos y amigas de su madre, y lo mismo sucederá con los de su padre, de manera que ampliará el círculo de amistades adultas y, si además estos nuevos conocidos tienen hijos de su edad, podrá pasarlo la mar de bien en su compañía.

Asimismo, podrá beneficiarse de las distintas aficiones de sus padres y participar en ellas, como ir al fútbol, acampar en la montaña, jugar juntos con los videojuegos, coleccionar sellos, ir de excursión en moto, etc. Aficiones que quizá no pudieron manifestar sus padres durante el tiempo que estuvieron juntos, porque cuando eran pareja no compartían los mismo gustos.

Una manera de que no se sientan diferentes puede ser compartir el tiempo libre con otras familias monoparentales (en caso de custodia individual), o utilizar cuentos o películas que reflejen esta realidad de forma natural.

El niño debe saber que él puede ser de gran ayuda para sus padres. Y no sólo por la compañía y el apoyo moral que les da en sus momentos de desánimo y tristeza, sino porque a partir de ahora cada uno de ellos tendrá que hacer solo las tareas que antes solían repartirse en casa. Y éste será un buen momento para que el hijo ayude a sus padres colaborando en las tareas domésticas. Saber hablar con los hijos es fundamental.

Procura mantener ante tu hijo una actitud resiliente y asertiva. Es importante transmitir mensajes gratificantes del tipo: «Después de todo, no es frecuente que gente de tu edad sea capaz de echar una mano a gente de la nuestra».

Es muy importante no utilizar a los hijos como elementos de negociación o presión en la relación con el ex-cónyuge.

El impacto de la separación en los hijos dependerá de la edad de los mimos y de cómo afronten los padres el proceso.

Divorcio en positivo.

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