¿Cómo educar la resiliencia?

¿Cómo educar la resiliencia?

Si permitimos a nuestros hijos que se enfrenten a la frustración y se tomen los reveses, no como fracasos, sino como oportunidades para mejorar.

Si los animamos a volver a intentarlo transmitiéndoles confianza en su capacidad para persistir, ser tenaces y perseverar.

Si logramos que sean capaces de ponerse en lugar de los demás y empaticen para enriquecerse con los otros puntos de vista.

Si educamos a nuestros hijos para ser magnánimos y que no guarden rencor con quien está en desacuerdo con su punto de vista.

Si reímos con nuestros hijos y la risa y el sentido del humor forman parte nuestra manera de relacionarnos con los demás, le facilitaremos una forma de vida alegre donde «los demás» verán en nuestro/a hijo/a un/a aliado/a o un amigo o una amiga.

Si la generosidad hace que admita sus errores sin buscar culpables y asuma sus responsabilidades incluso por encima de sus propios intereses.

Si tu hijo/a logra madurar dando perspectiva a sus conductas y sabe contextualizar, teniendo claro que: “el todo es algo más que la suma de las partes”.

Si tu hijo/a logra crecer con equilibrio y sabe relajarse y disfrutar, y convierte situaciones de estrés en momentos para no perder el control.

Si el autocontrol sujeta sus emociones y el/ella es su propio policía y sabe decirse: No.

Si practica la alteridad y la conciencia social y se cree al servicio de los demás.

Si logras todo lo anterior y además consigues que tu hijo/a siga, para caminar por la vida, la máxima de: «los ojos abiertos, el paso corto y la vista larga», habrás logrado que tu hijo/a tenga una de las características más potentes del ser humano: la resiliencia o capacidad para enfrentarse a los reveses de la vida.

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