03 / 12 / 2024

suscríbete: Entradas | Comentarios

share this article on delicious Comparte este artículo en Facebook Comparte este artículo en Twitter Comparte este artículo en Linkedin

Técnica de relajación para los 6, 7, 8 … años y más

2 comentarios

CUENTO DE LA TORTUGA

Técnica de relajación para los 6, 7, 8… años y más

En psicopedagogía utilizamos, entre otros, modelos cognitivos y de modelado para facilitar la aparición de la conducta que deseamos. La HISTORIA DE LA PEQUEÑA TORTUGA es un buen ejemplo para aplicar como técnica de relajación para niños de 6, 7, 8 … y más.

«Antiguamente había una hermosa y joven tortuga, tenia 6 (7, 8,…) años y acababa de empezar el colegio. Su nombre era Pequeña Tortuga. A ella no le gustaba mucho ir al Cole, prefería estar en casa con su hermano menor y con su madre. No le gustaba aprender cosas en el colegio, ella quería correr, jugar… era demasiado difícil y pesado hacer fichas y copiar de la pizarra, o participar en algunas de las actividades. No le gustaba escuchar al profesor, era más divertido hacer ruidos de motores de coches que algunas de las cosas que el profesor contaba, y nunca recordaba que no los tenia que hacer. A ella lo que le gustaba era ir enredando con los demás niños, meterse con ellos, gastarles bromas. Así que el colegio para ella era un poco duro.

Cada día en el camino hacia el colegio se decía a si misma que lo haría lo mejor posible para no meterse con ellos. Pero a pesar de esto era fácil que algo o alguien la descontrolara, y al final siempre acababa enfadada, o se peleaba, o le castigaban. » – Siempre metida en líos», pensaba » – Como siga así voy a odiar al colegio y a todos.» Y la Tortuga lo pasaba muy pero que muy mal.

Un día de los que peor se sentía, encontró a la más grande y vieja Tortuga que ella hubiera podido imaginar. Era un vieja Tortuga que tenia más de trescientos años y era tan grande como una montaña. La Pequeña Tortuga le hablaba con una vocecita tímida porque estaba algo asustada de la enorme tortuga. Pero la vieja tortuga era tan amble como grande y estaba muy dispuesta a ayudarla: » – ¡Oye! ¡Aquí!» dijo con su potente voz. » – Te contaré un secreto. ¿Tú no te das cuenta que la solución a tus problemas la llevas encima de ti?». La Pequeña Tortuga no sabia de lo que estaba hablando. » – ¡Tu caparazón!» (le gritó) «¿para qué tienes tu caparazón? Te puedes refugiar allí siempre que tengas sentimientos de rabia, de ira, siempre que tengas ganas de romper, de gritar, de pegar…

«- Cuando estés dentro de tu caparazón puedes descansar un momento, hasta que ya no te sientas tan enfadada. Así la próxima vez que te enfades: ¡métete en tu caparazón!» A la Pequeña Tortuga le gustó la idea, y estaba muy contenta de intentar este nuevo secreto que le había enseñado la sabia Tortuga Mayor. Al día siguiente ya lo puso en práctica. De repente un niño que estaba cerca de ella, accidentalmente, le dio un golpe en la espalda. Empezó a sentirse enfadada y estuvo a punto de perder sus nervios y devolverle el golpe, cuando, de pronto recordó lo que la vieja tortuga le había dicho. Se sujetó los brazos, piernas y cabeza, tan rápido como un rayo, y se mantuvo quieta hasta que se le pasó el enfado. Le gustó mucho lo bien que estaba en su concha, donde nadie le podía molestar. Cuando salió, se sorprendió de encontrarse a su profesor sonriéndole, contento y orgulloso de ella.

Continuó usando su secreto el resto del año. Lo utilizaba siempre que alguien o algo le molestaba, y también cuando ella quería pegar o discutir con alguien. Cuando logró actuar de esta forma tan diferente, se sintió muy contenta en clase, todo el mundo la admiraba y querían saber cuál era su mágico secreto».

Instrucciones para padres: para leer el cuento al niño debemos elegir un momento del día especialmente tranquilo, la caída de la noche es buen momento. Leeremos el cuento e invitaremos al niño a que imite a la tortuga, de tal forma que para «refugiarse en el caparazón» lo que haremos será sentarnos o ponernos agachados y agachar la cabeza juntando la barbilla con el pecho y cerrando los brazos. Una vez estemos en esa posición, tendremos que contar hasta 10 y respirar lentamente, después repetiremos 3 veces «estoy tranquilo» y después, poco a poco, nos pondremos de pie y seguiremos con nuestra actividad, pero de una forma más relajada.

Habrá ocasiones en las que sea complicado hacer «la tortuga», por ejemplo, porque estemos en una reunión familiar, en ese caso es suficiente con quedarse quieto, poner los brazos en el pecho y bajar la barbilla contando hasta 10 y repitiendo la frase «estoy tranquilo».

En casa, cuando veamos al niño nervioso, le invitaremos a irse a su habitación a ponerse como la tortuga hasta que se relaje y una vez relajado podrá volver donde estamos nosotros.

Para añadir más efectividad al ejercicio, es bueno que los padres también hagan la tortuga y se lo muestren a los niños, de esa forma actuarán como modelos. Por ejemplo; «estoy un poco nervioso, así que voy a hacer la tortuga un rato hasta que me tranquilice». El niño verá que no sólo lo hace él, sino también sus padres y de esta forma se reforzará su aprendizaje.

Al principio, es conveniente que hagamos el ejercicio con nuestro hijo todos los días, para enseñarle a relajarse después de un largo día y que poco a poco se vaya familiarizando con la técnica, no importa que no esté nervioso, pero si aprende la técnica estando tranquilo y practica todos los días, lo irá automatizando, para que cuando realmente esté nervioso lo haga de forma sencilla, como un juego. Así será más fácil.


 Técnica de relajación para niños de 6, 7, 8… y más.

ATENCIÓN PSICOLÓGICA Y EDUCATIVA A DOMICILIO

foto

en Terrassa, Sabadell, Sant Cugat, Barcelona.


  1. mi hijo de 6 años saca muy buenas notas aunte podria sacar mejores
    el problema es que siempre quiere terminar el primero y va con las prisas y no logra sentrarse por decirlo de alguna manera cuando me pongo a leer con el no para de moverse ya empieza a tocar la mesa a rascarse a tocarse una pierna etc como puedo lograr que se relaje

    • Javier Valverde says:

      Hola.

      Comenta estas conductas («terminar el primero», «con las prisas», «no logra centrarse», «no para de moverse», «tocar toda la mesa», «rascarse», «tocarse una pierna»…) con su tutor/a escolar. Si estas conductas persisten en el tiempo sería conveniente realizar algún tipo de evaluación para descartar problemas de autocontrol. Respecto a relajarse hace poco que ha aparecido un libro de éxito donde podrás encontrar diferentes técnicas para aplicar con niños: Tranquilos y atentos como una rana. Autor: Eline Snel. Editorial Kairós (incluye CD).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


ocho × = 24