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El desarrollo emocional de los 8 a los 12 meses
El desarrollo emocional de los 8 a los 12 meses
Durante estos cuatro meses, habrá momentos en que te dará la impresión de que tu hijo tiene dos personalidades distintas. A veces es abierto, cariñoso, extravertido y comunicativo contigo, pero ansioso, pegajoso, miedoso y tímido con las personas y objetos desconocidos. No faltará quien te diga que es miedoso y tímido porque lo estás mimando demasiado, no les hagas caso. Esta enorme variabilidad en las pautas de comportamiento de tu hijo no se deben al modo en que lo estás educando; obedecen a que ahora, por primera vez en su vida, es capaz de apreciar diferencias entro lo familiar y lo desconocido.
La ansiedad ante los desconocidos es uno de los primeros hitos del desarrollo emocional de un bebé. Te podrá parecer que algo va mal cuando con tres meses se relacionaba sin problemas con todo el mundo y ahora empieza a ponerse tenso cuando se acerca un desconocido. Es algo normal a esta edad y no tienes por qué preocuparte. Hasta los parientes y canguros con quienes tu hijo estaba a sus anchas hace algunos meses, pueden empezar a intimidarlo ahora, escondiéndose o poniéndose a llorar nada más verlos.
Aproximadamente al mismo tiempo, tu hijo se volverá más «pegajoso» cuando tenga que separarse de ti. Es el principio de la ansiedad de separación. Del mismo modo que está empezando a entender que cada objeto es único y permanente, también ha descubierto que tú eres único/a. Cuando no te pueda ver, ahora sabe que estás en algún sitio, pero no con él, y esto le provoca un gran estrés. El sentido del tiempo de un niño de esta edad es tan limitado que , cuando te alejes de él, no tendrá la menor idea de cuándo volverás ni de si volverás. Cuando sea un poco mayor, el recuerdo de experiencias previas contigo le tranquilizará mientras estés fuera. Pero por ahora, tu hijo sólo tiene consciencia del presente, por lo que, cada vez que te pierda de vista (incluso si es sólo para coger algo de la habitación de al lado) empezará a hacer aspavientos y a llorar.
¿Cuánto tiempo debería durar esta ansiedad de separación?
Suele manifestarse con mayor intensidad entre los diez y los dieciocho meses y luego va disminuyendo durante la segunda mitad del segundo año. En cierto modo, esta fase de desarrollo emocional será muy tierna para ambos. Abrázalo con ternura en los «reencuentros».
De hecho, el deseo que tiene tu hijo de estar siempre a tu lado no es otra cosa que la manifestación del apego que siente por su primer gran amor (Tú). La intensidad de los sentimientos que experimenta cuando se echa en tus brazos es algo totalmente comprensible, sobre todo si tenemos en cuenta que nadie pensará que eres una persona tan perfecta como tu hijo cree ahora que eres. Al mismo tiempo, es posible que te agobie, que esté tan pegajoso y que el hecho de que se quede llorando a lágrima viva cada vez que te marchas, despierte en ti un sentimiento de culpabilidad. Afortunadamente, al final estas tormentas emocionales remitirán junto con la ansiedad de separación. He aquí algunas sugerencias que pueden ayudarte:
1. Es más probable que tenga ansiedad de separación cuando esté cansado, hambriento o enfermo. Si sabes que vas a tener que salir, organízate para que tu marcha tenga lugar cuando el niño esté bien dormido. Intenta estar el máximo de tiempo a su lado cuando caiga enfermo.
2. No hagas un drama de tu marcha. Pídele a la persona que se va a quedar con él que lo distraiga de algún modo (enseñándole un juguete o espejo, bañándolo…). Dile adiós y vete deprisa.
3. Recuerda que las lágrimas de tu hijo desaparecerán a los pocos minutos de tu marcha. Sus aspavientos los hace por ti, para persuadirte de que te quedes con él.
4. Ayúdale a afrontar la separación con breves sesiones de práctica. Las separaciones le resultan más fáciles cuando sea él mismo quien las inicie, por lo tanto, cuando tu hijo entre en otra habitación (una que también esté «a prueba de niños») no lo sigas como si fueras su sombra; espera uno o dos minutos antes de entrar.
5. Si llevas a tu hijo a una guardería o a casa de la canguro, no te limites a llevarlo allí y a marcharte. Quédate varios minutos jugando con él en el nuevo entorno. Cuando te vayas, asegúrale que volverás a buscarlo más tarde.
Si tu hijo ha establecido un vínculo de apego fuerte y sano contigo, su ansiedad de separación aparecerá antes que en otros bebés y le durará menos. En lugar de agobiarte por la posesividad de tu hijo, durante estos meses ten paciencia y continua siendo cariñosa/so con él.
Desde el principio sabías y aceptabas que tu hijo era un individuo único. Él, sin embargo, sólo tenía una noción muy incipiente de sí mismo como una persona separada y distinta de ti. Sin embargo, entre los ocho y los doce meses su sentido de la identidad se desarrollará notablemente. Conforme vaya adquiriendo un creciente sentido de sí mismo como individuo, más consciente será de que tú eres una persona distinta de él.
Una de las señales más claras de que tu hijo está empezando a tener una conciencia de sí mismo es la forma en que se mira al espejo. Hasta los ocho meses, cuando un bebé observa su propia imagen en el espejo, la trata como a cualquier otro objeto fascinante. Quizá crea que es otro bebé o bien, que se trata de una superficie mágica de luces y sombras. Pero, en algún momento entre los ocho y los doce meses, el comportamiento de tu hijo cambiará radicalmente, indicando que entiende que una de las imágenes que contempla es la suya. Podrás reforzar su sentido de la identidad proponiéndole juegos en los que intervenga el espejo.
A medida que vayan pasando los meses y el autoconcepto de tu hijo se vaya consolidando, los encuentros con los desconocidos le crearán menos problemas y no lo pasará tan mal al separarse de ti. Antes, tu podías dar por sentado que, mientras estuviera cómodo, bien comido, bien dormido y a una temperatura agradable, no te plantearía demasiados problemas. Pero, a partir de ahora, la mayoría de las veces querrá que las cosas se hagan a su manera. Por ejemplo: no te extrañe si arruga la nariz o gira la cara cuando le ofrezcas determinados platos u objetos. Así mismo, debido a su mayor independencia de movimiento, no tendrás más remedio que decir «no» para mantenerlo alejado de las cosas que no puede tocar. Pero, incluso cuando entienda el significado de la palabra «no», es posible que las toque.
Puede que tu hijo empiece a asustarse de objetos o situaciones que antes no le afectaban. A esta edad, los miedos son muy habituales. Más adelante, podrás mitigar estos temores hablando sobre ellos, pero ahora la única solución posible es eliminar, en la medida de lo posible, las circunstancias que los provocan, como dejar una lámpara de noche encendida en su habitación.
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