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Neuroaprendizaje
El proceso de aprender comprende la adquisición de información, su almacenamiento y su utilización posterior en caso necesario.
El aprendizaje resulta de la constante interacción del Sistema Nervioso Central y el entorno.
La interacción de los componentes neurobiológicos, genéticos y del entorno determina el funcionamiento neuropsicológico, del que dependerán las habilidades y las dificultades para los diferentes aprendizajes de cada individuo.
El cerebro experimenta numerosos cambios desde la etapa embrionaria hasta la vejez. Estos cambios son máximos durante las dos primeras décadas de la vida. Hay períodos de la vida en que un determinado aprendizaje se produce de manera más efectiva, son los llamados períodos sensibles, y pueden ser cortos (por ejemplo: la facilidad de aprender una lengua durante los primeros años de vida) o largos ( la adquisición de vocabulario).
El cerebro tiene dos hemisferios: el derecho (con un papel fundamental en la adquisición de nuevos aprendizajes y en el procesamiento de la información, con un alto componente visoespacial) y el izquierdo (especializado en el lenguaje y en el procesamiento de la información secuencial utilizando códigos previamente aprendidos).
El cerebelo (no confundir con cerebro) tiene un papel fundamental en las funciones cognitivas y se le asocia, poco o mucho, a trastornos como el TDAH y la dislexia, entre otros.
El conocimiento del desarrollo neurológico normal y en condiciones patológicas es fundamental para la detección precoz los trastornos y para poner en marcha estrategias terapéuticas adecuadas para favorecer, en la medida de lo posible, los aprendizajes, así como para facilitar estrategias compensatorias.
Fuente: L’aprenentatge en la infància i l’adolescència. Esplugues de Llobregat. FAROS / Hospital Sant Joan de Déu (2010)