23 / 04 / 2024

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Mi hijo no sabe controlarse

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MI HIJO NO SABE CONTROLARSE. 3jpg

Frecuentemente madres y padres dicen: «Mi hijo no sabe controlarse» y es que también hay que enseñar a los hijos a que se autocontrolen. Se trata de un proceso guiado en el que el niño averigua el modo adecuado de hacerlo.

1. Pon nombre a lo que pasa. Cuando se enfade, grite, llore, patalee:

– Dile lo que ocurre: «Veo que estás enfadado».

– Añade que no te gusta cómo lo está expresando: «Cuando dejes de llorar, hablamos».

– Haz que entienda la repercusión que tienen sus actos sobre los demás, las emociones que despiertan: «Cuando me pegas me pongo triste y enfadado».

– Cuando se haya tranquilizado, habla de cómo se siente él cuando le pegan, y cómo esos sentimientos son los mismos que su comportamiento puede despertar en los otros: «¿Cómo te sientes tú cuando Juan te pegó ayer en el parque? Entonces, ¿Cómo crees que se ha sentido tu hermano cuando le has pegado?».

2. Que poMI HIJO NO SABE CONTROLARSEnga el nombre a lo que pasa. Con el fin de que se habitúe a contar lo que le pasa puedes hacer algún juego en el que tenga que expresar las emociones.

3. Que aprenda a autocontrolarse. Es importante que tu hijo aprenda a reflexionar antes de actuar. Debes de enseñar a tu hijo cómo parar y tranquilizarse para después resolver la situación que ha provocado el enojo, es decir, que adquiera autocontrol.

– Buscad juntos un rincón de casa, su habitación es el que suelen elegir.

– Elegid juntos una palabra clave que sea corta y convincente; por ejemplo: «¡Para!», con la que le recordarás que hay que poner en practica la técnica. Ensaya con él los pasos que ha de seguir cuando la oiga:

a) La palabra clave: «Te voy a enseñar a utilizar un secreto que te ayudará a relajarte cuando te enfadas. Así que tendrás que estar atento, y cuando te diga «¡para!» irás a tu habitación, entonces tendrás que utilizar la postura secreta y permanecer así hasta que se te pase el enfado. Vamos a probar cómo se hace».

b) La postura: sentados en el suelo flexionamos las rodillas y nos abrazamos las piernas apoyando el mentón en el pecho. «¿Ves? Es como si nos hubiéramos encogido».

c) La relajación: una vez que haya adoptado la postura secreta, dile que respire lentamente y siga estas pautas (hazlo tú con él para que pueda imitarte): «Tensa el cuerpo cuando cojas aire y relájalo cuando lo expulses». También puedes enseñarle a que cuando esté en la postura secreta se imagine una escena relajante para él (acariciando a un animal, jugando con la arena en la playa… o cualquier otro momento en el que hayas visto tranquilo a tu hijo).

– Cuando en casa se produzca una situación donde el niño se enfade, dile la palabra clave y acompáñalo a realizar el ejercicio. Al principio tendrás que ayudarlo, porque le costará recordar cuándo hacerlo.

– Una vez que lo haya aplicado con éxito en casa, empieza a probar fuera. Deja pasar un tiempo prudencial antes de emprender el segundo paso: que él sea capaz de decirse a sí mismo: «Estoy enfadado y me voy a ir a mi habitación a relajarme»; es decir, que adquiera autocontrol, para lo cual tienes que dejar de decirle la palabra clave. Siempre que utilice esta técnica alábale lo bien que recurre a su «secreto».

MI HIJO NO SABE CONTROLARSE. 1jpg4. Por tu parte, como madre o padre:

-Evaluar siempre su comportamiento. Dile lo que te parece, pero no juzgues lo que siente, sus emociones. NO le quites la importancia que se merecen frases como: «Bah, ¿y por esa tontería te pones triste?»

– Transmíteles que las emociones no son ni positivas ni negativas. La tristeza es tan importante como la alegría y, si no sientes una, no sabrás identificar la otra.

– Déjale que piense las soluciones: «¿Qué se te ocurre que puedes hacer la próxima vez cuando no te dejen jugar?».

– Expresa las consecuencias de su comportamiento: «Cuando tu me gritas, yo me siento muy triste».

– Hazle preguntas básicas para que aprenda a identificar, expresar y manejar sus emociones: «¿Cómo crees que se siente tu amigo?», «¿Por qué crees que es así?»,  «Alguna vez te ha pasado algo parecido».

– No lo fuerces con interrogatorios, amonestaciones, consejos… que puedan llevarlo a evitar contarte cosas.

Premia sus logros, hará que su motivación aumente.

– Cuéntale tus propias experiencias, hazle de modelo, háblale de cómo has actuado y qué has sentido en algunas situaciones.

– Aprovecha situaciones cotidianas para contarle cómo se siente: «Te has puesto muy contento cuando te han regalado ese juguete, eh?», y, cómo no, de cómo te sientes tú: «Yo en cambio estoy muy orgulloso de cómo le has dado las gracias».

-Recuerda ponerle nombre a lo que siente, es pequeño y no sabe cómo contarlo: «Veo que estás enfadado pero no voy a comprarte eso».

– Dile «no» siempre que haya que decírselo.

MI HIJO NO SABE CONTROLARSE. 2jpg.5. Enséñale a solucionar sus problemas. En este punto ya has enseñado a tu hijo lo que le pasa, le ha puesto nombre, incluso ha podido reflexionar sobre la intensidad de la emoción para, antes de explotar, retirarse y tranquilizarse. El último paso es que piense cómo va a solucionar el conflicto que originó esa reacción. Ahora se trata de que aprenda a ser reflexivo.

Si hasta aproximadamente los 4 años hemos encauzado sus rabietas, habrá aprendido que sus actos tienen consecuencias y poco a poco habrá ido adquiriendo el control de sus impulsos.

Con el fin de que tu hijo consiga un esquema ordenado de solución de problemas, enséñale y sigue los pasos que  tienes en la cabeza tú cuando te encuentras con una dificultad:

– Definir el problema.

– Buscar alternativa de solución y elegir una.

– Pensar un plan de actuación y llevarlo a cabo.

– Evaluar la ejecución del plan y los resultados obtenidos.

Tu hijo tiene que hacer todo el proceso al principio contigo y, poco a poco, llevarlo a cabo solo. De esta manera conseguirás que pare y piense antes de actuar, que, recordemos, es la estrategia para conseguir que se controle.


Mi hijo no sabe controlarse.

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