Adolescentes y adultos con TDAH

Adolescentes y adultos con TDAH

Debido a la impulsividad, los adolescentes que no reciben tratamiento adecuado tienen más riesgo de empezar a fumar, beber alcohol, consumir drogas y tener relaciones sexuales más tempranas que otros adolescentes sin TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Esto se debe a que no piensan las consecuencias de sus actos (impulsividad) y parece no aprender de sus errores. Sólo viven en el presente.

El adulto con TDAH continúa con una sensación interna de inquietud, con poca planificación y organización, poca memoria o malestar emocional, frustración y mal carácter, con enfados frecuentes. Suelen tener un rendimiento académico y laboral inferior a sus capacidades reales. Les resulta difícil acabar las tareas de cada día. A nivel familiar tienen más problemas, como separaciones, divorcios, varios matrimonios y mayor índice de accidentes de tráfico (comportamientos que rompen las reglas: multas por exceso de velocidad o conducción temeraria…). En adultos son frecuentes otros problemas psiquiátricos asociados, como depresión o alcoholismo.

El TDAH se mantiene en la edad adulta entre un 30 y un 50% de los casos que fueron diagnosticados en la infancia (aunque no llega a curarse, sí se aprende a sobrellevarlo).

Las tres características cardinales del TDAH, inatención, hiperactividad e impulsividad, tienden a disminuir con el tiempo. Sobre todo disminuye la hiperactividad motora gruesa, que con el tiempo se transforma en hiperactividad fina o sensación de intranquilidad interna.

También disminuyen, algo menos, los síntomas de impulsividad. Los síntomas de inatención son los que más tienden a persistir en el tiempo.

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